14 marzo 2007

DIVINO PUNTILLISMO

Siempre me ha llamado la atención el encontrarse con una galería de arte al lado de una iglesia, será por lo sacro que puede llegar a convertirse el recinto al poseer semejante arquitectura como vecino o por la divinidad que se encuentra en el ambiente; pero no hay que olvidar que no son vecinos sino una continuación, una combinación, extraña poco común, ya que esta no funciona como museo católico, pero ante todo es rara la situación ya que podríamos concluir que todo lo que se presente en esta galería debería pasar por una especie de selección divina, decir que el artista debería mantener una cordial relación con la iglesia católica y no descalificarla en su obra, puesto que esta no aguantaría semejante escándalo al lado de ella y menos presentar algo profano dentro de sus dependencias.

Observar una exposición en la galería de extensión de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, ubicada a un costado de la catedral es como entrar una especie de monasterio, como entrar en una fase de divinidad saber que se esta pisando suelo sacro por lo tanto el comportamiento del espectador no es el mismo que uno enfrenta en otras galerías de arte, me explico uno entra con un sentimiento de pureza, que todo lo que sucede ahí es bueno, puro y casto, lo cual esta permitido por la iglesia, no es profano ni pecador, todo cien por ciento aceptable para el bien de la sociedad; ¿pero será esto lo que el arte contemporáneo busca hoy en día para enfrentarse a la sociedad y a su espectador?, ser un arte bueno, sin pecado, pulcro, divino, y no polémico y menos conspirador contra el catolicismo, es decir un arte que nos muestre y a su vez enseñe cual es la dirección por el buen camino, que lleva un artista, por así decir, ver que este no es tan pecador, ni revolucionario como los prejuicios sociales muestran a aquellos sino más bien un hombre de bien, enemigo del mal
[1], responsable.

La muestra que actualmente se expone en esta sala cargada de “divinidad”, es “De lo humano a lo divino”, del artista José Bustos Soto, una muestra donde él artista explota el puntillismo
[2] convirtiendo su trabajo en una saturación de colores, la divinidad que él pretende presentar es una relación de sueños surrealista ante su mirada particular ante los hechos contemporáneos, y de lugares físicos de la octava región, lugares que sin duda uno sabe cuales son mediante el titulo de la obra, puesto que el trabajo en si nos lleva a otro mundo otra realidad, una tierra soñada, utópica; esto choca al momento de que el espectador se entera del nombre ya que no encuentra el lazo de conexión entre el lugar físico y el presentado, sintiéndose engañado o mejor dicho burlado, resultando un juego entre los sueños del artista y la realidad juego que resulta fastidioso.

Puede que el arte contemporáneo busque la innovación al momento de expresar, una innovación en cuanto a la técnica, la experimentación de nuevos materiales dejando a un lado los tradicionales (óleo-acrílico) eso si sin dejarlos ausente; pero mezclar una técnica con un estilo o movimiento no es un buen resultado hace que las obras sean menos agradable visualmente, saturando al espectador de información; esto no quiere decir que la obra sea pobre en cuanto materialidad, colorido al contrario, pero hoy en día poco es más, la negatividad de la puesta es que la mezcla no resulta homogénea sino que resulta una especie de sobre exposición, me explico su trabajo pasa a ser un dos por uno, puesto que esto lleva al espectador a comenzar a imaginarse las figuras sin esa explotación de puntos, o como sería la obra solo con puntos.

Vasta decir que la divinidad que el presenta mediante sus obras es poco entendible, poco humano, todo alejado del concepto de los divino, fuera de si, sino más bien su pintura son sus sueños, sus fantasías todo alejado completamente de lo sacro como puede entenderse el concepto de lo divino, siendo mal presentado y confundiendo al espectador, aparte que la distribución de los cuadros no ayuda mucho, el desorden y la poca lectura que uno puede llegar a ser, más bien su distribución molesta, en pocas palabras una muestra débil, sin mucho contenido, con mala utilización de los recursos y técnica.








































[1] Entiéndase por mal, que es una persona no pecadora, respetando al cien por ciento los mandamiento de la iglesia católica y siendo aparte un participe activo de está.
[2] Técnica que consiste en yuxtaponer puntos de colores puros en vez de pinceladas sobre la tela.

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